domingo, 1 de abril de 2012

Gorgias y la no existencia del mundo

Para Gorgias no existe la verdad total, solo opiniones. Ante esto, ¿qué rol podría asumir la filosofía? ¿cómo superar el desafío del relativismo? La distinción entre el ser y el no ser, ¿puede ser resuelta a través del pensamiento y el lenguaje? Gorgias (485 a.C.-380 a.C.), el sofista griego, abordó este problema con audacia y profundidad y al mismo tiempo, con una sutil ironía. Gorgias argumentó tres tesis para demostrar la no existencia del ser. Se trata de un ejercicio de nihilismo extremo, que ha despertado mucha controversia desde hace siglos.



De acuerdo a Gorgias: 1) nada existe; 2) si existiera algo, de cualquier manera, no podría ser pensado, y 3) si algo existiera y pudiera ser pensado, a final de cuentas, no podría ser comunicado. Se ha discutido grandemente, acerca de cómo comprender el sentido de estas consideraciones tan distanciadas del sentido común.

El reto del vacío

Podría pensarse que las tres tesis de Gorgias fueron una suerte de despliegue retórico, un juego dialéctico diseñado para provocar el asombro de los oyentes. Pero también, tales tesis pueden interpretarse como derivaciones de una auténtica postura filosófica por parte de Gorgias: un escepticismo radical orientado a la cultura, de grandes alcances gnoseológicos y metafísicos. Además, lo que más sorprendía a los pensadores contemporáneos de este sofista, es que Gorgias no creía para nada en las tesis que proclamaba. De hecho, ante la mínima motivación, Gorgias enunciaba argumentos para defender lo contrario a tales tesis. Pocos antes de Gorgias habían demostrado tanta habilidad para convertir lo verdadero en falso y viceversa.

En última instancia, Gorgias, con sus análisis lúdicos y punzantes, dio a entender que no existe una certeza absoluta y libre de cuestionamientos: no hay lugar para el logos en un ámbito de opiniones y retórica, propicio para aquellos con la capacidad de persuadir y seducir intelectualmente a los demás. Ante esto, ¿qué rol podría asumir la filosofía?, ¿cómo superar el desafío de Gorgias?

La tarea del pensar

Para intentar ciertas respuestas a estas preguntas, puede ser útil recordar un cuadro del francés Yves Klein, IKB79 (1959). Lo único que nos presenta esta obra es el célebre tono azul patentado por su autor, y nada más. De acuerdo a las tesis de Gorgias, y si se considerara el mundo como lo evocado por Klein, en su obra nada se exhibe. Es cierto, se observa un azul profundo, pero si lo que se nos propone en esa pintura, es que todo lo que existe es el color azul, entonces, a falta de elementos con los cuales compararlo, se cumple de igual manera la segunda tesis: no puede ser pensado el motivo del cuadro. En ese mismo sentido, lo que Klein trata de expresarnos escapa a cualquier alternativa verbal, puesto que un azul tan puro agota los términos en los cuales se manifiesta.

No obstante, la particular belleza de IKB79 nos señala una pauta para aceptar el desafío de Gorgias y para comprender la tarea de la filosofía en un entorno como el exhibido por este sofista. El azul de Klein, al no referirnos a nada, puede serlo virtualmente todo, en la mirada de quien lo contempla. Asumir la apertura radical del mundo a una interpretación infinita, es quizá la gran tarea del pensar desde los tiempos de Gorgias, es decir, desde los albores de la filosofía como expresión, además de como reflexión. Filosofar orienta y ayuda a los seres humanos a optar por las interpretaciones más útiles, de acuerdo a una circunstancia determinada, ponderando la razón y el fomento del vivir.


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