sábado, 24 de marzo de 2012

Fernandina, la isla fantasma

Muchas leyendas se han tejido en torno de Fernandina, la isla fantasma que eventualmente se deja ver en el brumoso horizonte marino. Y así, en el mar Mediterráneo, cerca de Sicilia, de vez en vez aparece, ante la atónita mirada de los nautas. 


La causa por la cual fernandina emerge y se sumerge de esta misteriosa manera, es la gran cantidad de volcanes que se localizan en esas marinas regiones. Cuando un terremoto, derivado de esta agitada geología, modifica las masas terrenas del lugar, la isla fantasma emerge algunos metros y se hace visible en medio de las aguas. 

Fernandina se gestó con la erupción del volcán Stromboli en 1831 y debe su nombre a un homenaje que se le quiso dar a Fernandina, hija del monarca Fernando II de Borbón. Esta extraña ínsula cuenta con unas dimensiones de 4,800 metros de longitud y 63 de ancho. Sin embargo, desde una perspectiva interior, estas mediciones son improbables. Desde cierta visión interna, en realidad nadie ha estado en Fernandina: nadie ha alcanzado a esta isla fantasma que colma el horizonte de los navegantes anhelosos y su geografía nunca es idéntica, pues asume la forma de la nostalgia de quien la contempla, de quien la hace surgir por la telúrica fuerza de los deseos y la fugacidad veleidosa de los sueños.


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